miércoles, agosto 23, 2006

COSAS QUE HACEN REIR A LAS SEIS DE LA MAÑANA

Esta vez no le dio al muchacho tiempo de discutir y lo arrastró con él. Mientras se dirigían hacia el campamento D’reg otras figuras se deslizaron dunas abajo.
A uno de ellos le faltaba un brazo y tenía una espada clavada.
—¿Cómo te sientes, Reg? —dijo Vimes.
—Un poco raro, señor. Después que el primero me cortó el brazo y me clavó, el resto de ellos parecía alejarse de mí. Honestamente, podía pensar que nunca vieron un hombre clavado.
—¿Has encontrado tu brazo?
Reg movió algo en el aire.
—Eso es otra cosa —dijo—. Golpeé algunos con él y corrieron aullando.
—Es tu clase de combate sin armas —dijo Vimes—. Probablemente tome algo de tiempo acostumbrarse.
—¿Es un prisionero lo que lleva?
—En cierta forma —Vimes miró alrededor—. Parece que se ha desmayado. No sé por qué.
Reg se inclinó, acercándose.
—Estos extranjeros son un poco raros —dijo.
—¿Reg?
—¿Sí?
—Tu oreja está colgando.
—¿Sí? Péguela. Pienso que un clavo podría servir, ¿verdad?

1 comentario:

Lothi dijo...

Amor de mis amores, ya sé que no viene al caso, pero...
¿Crees que podrías estar cuando celebre mi cumple?