lunes, septiembre 19, 2005

SI ME DISCULPAN

Hay un relato que leí hace ya tiempo,realmente mucho tiempo.Era de esos que te dejan ya por siempre un remanente muy adentro,aún cuando ya ni siquiera recuerdas lo que has leido.Pero siempre,siempre está ahí,"grabado en las piedras",que dijo aquel.

Y lo encontré,de manera total y absolutamente casual,pero en cuanto lo leí recordé muchas cosas.Al releerlo,pues fué genial,una sensación...cálida,no se me ocurré mejor manera de describirlo,como quien encuentra a un buen amigo tras mucho tiempo.Bueno,no me extenderé más en el prólogo:


El Escondite



Cuentan que una vez, se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les propuso:

— “¿Jugamos al escondite?”

La intriga levantó las cejas intrigada y la curiosidad, sin poder contenerse, preguntó:

— “¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?”

— “Es un juego, explicó la locura, en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar de uno hasta un millon mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.”

El entusiasmo bailó secundado por la euforia, la alegría dió tanto saltos que terminó por convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar: La verdad prefirió no esconderse, ¿para que?, si al final siempre la encontraban; y la soberbia opino que era un juego muy tonto pero en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya; y la cobardía, la cobardía prefirió no arriesgarse.

— “Uno, dos, tres,...”. Comenzó a contar la locura.

La primera en esconderse fue la pereza que, como siempre, se dejo caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo que, con su propio esfuerzo, había logrado subir a la copa del arbol mas alto.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecia maravilloso (para alguno de sus amigos): que si un lago cristalino, ideal para la belleza; que si la rendija de un arbol, perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa, lo mejor para la voluptuosidad; que si una rafaga de viento, magnifico para la libertad. Asi que terminó por ocultarse en un rayito de sol.

El egoismo, en cambio, encontro un sitio muy bueno. Desde el principio lo encontro ventilado, comodo, eso si, solo para él.

La mentira se escondió en el fondo de los oceanos. ¡Mentira! En realidad se escondió detrás del Arco Iris. Y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido... se me olvidó donde se escondio, pero bueno eso no es lo importante.

Cuando la locura contaba novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve el amor aún no había encontrado sitio para esconderse pues todo se encontraba ocupado. Hasta que divisó un rosal, y enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

— “¡¡¡Un millón!!!”. Contó la locura. Y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Despues se escuchó a la fe discutiendo con Dios en el cielo sobre zoología, y a la pasión y al deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y, claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. Al egoismo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas.

De tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago, descubrió a la belleza.

Y con la duda resultó ser más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aun de que lado esconderse. Asi fue encontrando a todos: el talento entre la yerba fresca; la angustia en una oscura cueva; la mentira detras de El Arco Iris, ¡mentira!, si ya estaba en el fondo del oceano; y hasta al olvido, al que ya se le habia olvidado que estaba jugando al escondite.

Pero sólo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas, y cuando iba a darse por vencida, divisó un rosal y sus rosas.

Tomo una rama y comenzo a moverla cuando de pronto un doloroso grito se escucho. Las espinas habian herido en los ojos al amor. La locura no sabía que hacer para disculparse: lloró, rogó, le pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.


- FIN -


Habrá a quien le parezca una ñoñería...Allá ellos.Yo admito también que tal vez me he dejado llevar por un día algo tonto que llevo,y que quizás si no hubiese sido así,nunca hubiese posteado esta historia (ojo,eso no quiere decir que no me guste,obviamente),pero me he dado cuenta de que realmente la gente me conoce muy poquito,o que en todo caso conocen a Farru pero Israel muchas veces parece un mero convidado de piedra a mi propia vida,y bueno,no sé,me da rabia ya que por primera vez en...¿mucho tiempo?más bien la primera vez en mi vida,puedo decir que realmente me gusta como he llegado a ser.Con mis ñoñerías,mis penas y mi disfrutar tanto con Conan como con Cumbres Borrascosas.

Ya sabeis pezqueñines,siempre estupidamente fiel,un abrazo a todos.

1 comentario:

Lothi dijo...

Cumbres Borrascosas es meterse en palabras mayores, es una obra imprescindible en la Historia de la Literatura, además de una delicia. Romanticismo del verdadero, no ese que vende el CorteInglés y le gusta a las niñas tontas...
¿Quién si no Heathcliff podría gritar de furia, desespero y amor más eterno que el viento y los páramos? ¿Quién si no él profanaría el cementerio? ¿Quién más podría jurar que no puede vivir sin su vida, que no puede vivir sin su alma...?
^^ Palabras mayores, definitivamente