sábado, octubre 29, 2005

EL CHICO DEL BUS

Muchas horas en bus,muchas.Y por tanto mucho tiempo para reflexionar.

Allá voy yo casi todos los días,con mis obligatorias chaqueta y corbata,y pensando cual Homer simpson cuando le cortan el pelo "soy una interrogante!".Pero todo es cuestión de saber sacarle provecho a la situación.

Mientras las marujas van comentando la telenovela de moda,o como a su yerno lo tienen que operar,etc,yo puedo hartarme de leer.Al fin y al cabo,a lo largo del día se me van algo más de dos horas de transporte urbano,y eso da para muchos libros.

Tengo ya mi sitio cogido,y parece ser que soy al único que le gusta ponerse allí.Al fondo del autobús,a mano izquierda,donde parte del motor hace un pollete extraño,ideal para poner el libro.

No siempre se puede leer,y es que a veces el bús va altamente petado,y leer en esas condiciones es deporte de riesgo.Ergo mp3 al canto,a escuchar la primera selección de música que hice cuando me lo compré y que todavía mantengo en memoria.Y es al ponerte los cascos cuando entras en meditación trascendental,sobre todo cuando suena el monumental "in a pale moon's shadow" de Haggard.

Sedatio Et Tranquilitas,pezqueñines,y que bien que sienta

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